miércoles, 9 de noviembre de 2011

Shock cultural: El café y la fika

Probablemente sabes que en Suecia hace frío, mucho frío. Los inviernos son largos, oscuros y gélidos, y tradicionalmente los suecos han intentado hacer frente a este clima tan desagradable y calentar su organismo de diversas formas: dándole a la sauna casi a diario, ingiriendo cantidades ingentes de alcohol, comiendo golosinas como si las fueran a prohibir y/o bebiendo café sin parar. Estas medidas tienen diversos efectos colaterales:
  • las saunas combinadas con el frío exfolian de maravilla y convierten la epidermis de suecos y suecas en pura y perfecta porcelana
  • la ingesta de alcohol ocasiona problemas de salud, transtornos de comportamiento y termina siendo un problema de salud pública que obliga al estado a intervenir (Systembolaget)
  • el azúcar de las golosinas tendría que convertir a las suecas en gorditas con pinta de zampabollos, sin embargo conservan una figura de escándalo, no se cómo ni por qué
  • el café te pone como una moto y se convierte en una adicción: cada vez necesitas consumir más para que la cafeína te proporcione el chute de energía extra que buscas
Un efecto colateral más es que para bien o para mal estos cuatro hábitos se han incorporado a la cultura sueca de una u otra forma. Suecia no sería la misma sin sus saunas, su monopolio sobre la venta de alcohol, sus supermercados con paredes enteras dedicadas a chucherías o sus calles plagadas de 7-11s y similares.

Descafei…qué?
Conviene recordar que Suecia es el segundo país que más café consume por habitante, detrás de Finlandia. La media son cuatro tazas de café al día, y no estoy hablando de descafeinado. Aquí los cafés se beben con cafeína, si pides descafeinado lo normal es que te miren como a un bicho raro. En Suecia casi no existe el café descafeinado, para un sueco beber descafeinado sería como pedirse un BigMac sin carne.
Repito: cuatro tazas de café al día de media, contando niños y ancianos. En realidad, cualquiera que trabaje en una oficina beberá entre seis y ocho cafés al día, una salvajada. Para un español esto son cifras inalcanzables, al cuarto café estaríamos en una cama de hospital con una taquicardia de caballo. Un problema adicional para un extranjero es que la vida empresarial gira en torno a la máquina de cafés. Ir a por café es la excusa perfecta para una reunión de entre cinco y diez minutos donde se intercambien ideas y pareceres y se hace team-building. Tu problema como español es que no puedes seguir el ritmo, y tal vez te ven como un antisocial y un bicho raro por no beber café  

El café, parte central de la vida empresarial
En el caso del café su importancia cultural y empresarial se ha visto reforzada por la “merienda”, más conocida como fika. Por si estas visitas a la máquina de cafés no fueran suficiente, los suecos gustan de celebrar fikas de cuando en cuando, meriendas donde se bebe café acompañado de bollería variada (cinnamon rolls, conocidos coloquialmente como fikabrod o pan de fika). Lo habitual es que haya por lo menos una fika por semana, pudiendo haber hasta una al día, donde se habla sobre el devenir de la empresa de una forma más coloquial y se aprovecha para relajarse un poco y estrechar lazos con tus compañeros de trabajo. La fika es uno de esos escasos momentos en los que los suecos socializan a gusto, probablemente porque incluyen dos cosas que les pirran: café y dulces.  

Mi consejo: si eres como yo y no te gusta demasiado el café (ni el té), procura acompañar a tus compañeros de trabajo a por café cada vez que te pregunten. Puedes limitarte a coger un vaso de agua, un chocolate caliente de la máquina, o hacerte un té si lo prefieres. Pero no te cierres en redondo. Otro aspecto diferencial de la cultura del trabajo en Suecia es que el grupo importa más que el individuo: tus jefes y compañeros apreciarán más tu trabajo si haces equipo que si estás sentado trabajando de sol a sol sin levantar la vista de tu monitor.

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